Por Antonio Sánchez
En 1991, José Asencio, un valiente migrante de San Salvador, llegó a las tierras frías de Canadá con sueños y una bolsa llena de esperanzas. En un país completamente nuevo, él busco apoyo y una oportunidad de un futuro mejor.
Aunque enfrentaron desafíos desconocidos, la determinación de José y su habilidad en la latonería y pintura automotriz les abrió un camino hacia el éxito.
San Salvador, la capital de El Salvador, se convirtió en un punto de partida para José en busca de una vida más próspera. Aunque en ese momento no había una guerra civil en El Salvador, la pobreza y la falta de oportunidades impulsaron a muchos a buscar una vida mejor en el extranjero. “El no hay futuro” resonaba en sus mentes, y la responsabilidad de ser la única inspiración para su familia lo llevó a tomar el riesgo y emigrar.
José llegó a Canadá, solo dejando a su familia incluyendo a su hija que estaba por nacer. Su talento en la latonería y pintura, aunque no desarrollado plenamente, se convirtió en su tabla de salvación. A medida que se asentaba en su nuevo hogar, José aprendió y perfeccionó sus habilidades en el oficio, ya que la necesidad lo impulsaba a superarse constantemente.
La transición no fue fácil. José enfrentó dificultades al ganarse la confianza de la gente y establecerse en la comunidad. Los estereotipos negativos asociados con los latinos en el negocio eran un obstáculo, pero su persistencia y ética de trabajo lo ayudaron a cambiar esa percepción. Con el tiempo, José y su taller, ASC Autobody, se ganaron una sólida reputación en el campo.
José comprendió que su sueño no solo era suyo, sino también una aspiración de prosperidad y seguridad para su familia. Su negocio creció, ofreciendo servicios de latonería y pintura automotriz, así como mecánica general y venta de autos. Trabajando con aseguradoras y brindando servicios integrales, el taller se convirtió en un refugio para quienes enfrentaban accidentes de tránsito.
Sin embargo, José nunca perdió de vista sus raíces. Recordaba su origen humilde y la dificultad de dejar atrás a su madre y hermana. Eventualmente, logró traer a su madre a Canadá, reuniendo a su familia en la tierra que les ofreció una nueva oportunidad.
Cuando se le pregunta sobre su éxito, José responde humildemente: “No me gusta jactarme. Decir que somos buenos, que lo diga la gente”. El compromiso de José con la calidad y la satisfacción del cliente habla por sí mismo a través de las reseñas positivas y la confianza que ha ganado con el tiempo.
La historia de José Asencio es un testimonio de resiliencia, dedicación y sacrificio. Desde su llegada a Canadá en 1991, ha transformado un sueño en realidad a través de la excelencia en su oficio y la creación de un negocio que ofrece esperanza y soluciones a la comunidad. Su viaje desde San Salvador hasta el éxito en Canadá es un ejemplo inspirador de cómo la determinación puede superar las dificultades y abrir puertas hacia un futuro mejor.